10 junio 2011

TE ODIO, DESEO QUE TE MUDES



 Alguna vez escuche la epresion: “Si le quieres desear mal a alguien, deséale que se mude”; eso no lo entendí, hasta que decidí salir de Puerto Cabello e irme a Caracas para estudiar en la universidad y comenzar mi peregrinaje por toda las residencia de la ciudad.

En el momento que decides mudarte uno aspira un apartamento, en la mejor zona de la ciudad o la típica fraternidad estadounidense con compañeros muy buena nota, donde todo será armonía y el comienzo de nuestra independencia porque ya somos grandes; tamaña estupidez, ahora es que voy  a comenzar a entender aquel pensamiento.
Comprar todos los periódicos para revisar los clasificados, cuando uno de broma y ahorra para el nuevo alquiler; sacar tiempo en ir a ver las distintas opciones tomando el riesgo que te atraquen en el camino por ser nuevo en la zona. 
Poseer una bolsa de dinero para los meses o años de depósito, pago de comisión, traspasos, carta de buena conducta, constancia de trabajo, firma de contrato, entrega de las llaves, porque hasta por eso cobran.
Uno se llega a dar cuenta lo maniático que nos volvemos en guardar cosas innecesarias, cuando estamos empacando toda aquella perolera o desarmando aquella cama que ni sabe como entro por esa puerta. 
Sin contar el gasto del traslado en el camión, aunque les confieso que yo me ahorraba ese dinero y hacías mis mudanza a patas, dándole golpe a todo el mundo en ese metro con aquel TV de 20 kg a blanco y negro que me regalo una tía, que  me     decía ¡Oswaldo cuídalo que eso es una reliquia! desde ese día supe que ese aparato seria mi karma.
Una vez instalado, te das cuenta que tu nuevo hogar algún día fue una habitación que decidieron dividir en tres anexos, tan pequeños que la nevera choca con la cama y según las reglas tienes derecho a todo, pero basta con que estornudes para que te corran.
Hay una forma de evitarse todo  este trance en el caso que estés casado. La solución :  Vivir con los Suegros; aguantándote las charla de cómo le gusta atiendan a sus hijos o los consejo para ser una arrimada perfecta, digo una ama de casa perfecta.
Créanme que todas mis amigas coinciden que  prefieren cargar mil TV a blanco y negro antes de esta opción.
Historias como que roban tu pasta de diente, usan tu ropa, se pierde dinero, comida, usan tu cama para actos sexuales dejando evidencias en las sabanas, llegan borrachos haciendo escándalo, escuchas a tu suegros en plena pelea domestica o le encuentras su plancha de dientes en la nevera. Todo eso Sres. ¡Es Verdad! no son mitos urbanos.
 Mi paranoia  con el robo del dinero era tanto,  que cuando llegaba de fiesta  escondía la cartera en los lugares mas insólito de la casa, en la poceta, los potes de azúcar, el colchón, cielo raso.  El dilema  es que cuando reaccionaba de la resaca, no me acordaba donde lo había escondido y así pasaba hasta dos días buscando.
También debo reconocer que mudarme me permitió conocer personas maravillosa que me brindaron su hogar y me recibieron como uno más de la familia en momentos que lo necesité. Este transitar me presento  algunos de mis mejores amigos y aprendí que mudarse sólo te brinda independencia, libertad pero también mucha responsabilidad y tolerancia, así que vale la pena la experiencia.



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